MÓDENA: DUOMO, TORRE CIVICA Y PIAZZA GRANDE

PATRIMONIO CULTURAL

REFERENCIA: 827

CIUDAD DE ASIGNACIÓN: NÁPOLES, ITALIA

AÑO DE INSCRIPCIÓN: 1997

MOTIVO: la catedral y la torre cívica constituyen una página esencial de la historia del arte mundial, necesaria para comprender las evoluciones estilísticas, el lenguaje figurativo, la cultura, la sociedad urbana y la relación entre economía, religión y vida política en los siglos XII y XIII.

«El Duomo de Módena es un libro de piedra [...]
y es también algo más que la Biblia pauperum,
es decir, una Biblia de los pobres, como la definieron
los románticos del Ottocento. Esta es la Biblia de un
pueblo sobre la que está escrita una epopeya dedicada
a la toma de conciencia de toda una comunidad.»

Il tempio degli uomini liberi. Il Duomo di Modena, Dario Fo

Construido a partir de 1099, el Duomo de Módena es uno de los edificios sagrados más asombrosos, icónicos y decisivos jamás erigidos por el hombre: su conjunto escultórico catapulta a un universo paralelo lleno de símbolos, alegorías e imágenes, capaz de elaborar las expresiones más imaginativas de la cultura medieval. La historia de su construcción mezcla la exaltación de la voluntad popular y la hagiografía, la obra de figuras casi mitológicas como el arquitecto Lanfranco y el escultor Wiligelmo con el anonimato de los miles de trabajadores que durante décadas dedicaron inmensos esfuerzos a la titánica empresa; las obras maestras que adornan su interior celebran el triunfo del ingenio humano a lo largo de los siglos. Junto a los ábsides se encuentra la Ghirlandina, el altísimo campanario (y torre cívica), terminado en 1319, que toma su nombre de las balaustradas de mármol que coronan su aguja, descritas por los modeneses como «graciosas como guirnaldas», y que domina inconfundiblemente el skyline de la ciudad. Por último, está la plaza en la que todo se erige, «grande» no solo por su tamaño, sino sobre todo por el garbo y la armonía en la que se integran las diferentes arquitecturas, sedes del poder religioso y cívico.

IMPRESCINDIBLE

«En cierto momento volví a estar de pie, frente a las viejas y robustas iglesias marrones de Módena.»

En Estampas de Italia, Charles Dickens relata la ensoñadora confusión que experimentó ante las numerosas maravillas que admiró durante su viaje. A vosotros os pasará lo mismo. Incluso sin los edificios por los que es mundialmente conocida, el Duomo y la Ghirlandina, Módena seguiría siendo un destino digno de figurar entre las grandes ciudades de arte italianas.

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Para darse cuenta de ello, basta con visitar la

Galleria Estense, que alberga una parte importante del patrimonio artístico de la familia que gobernó el territorio durante siglos: se trata de una excepcional colección, tanto por su representatividad de diferentes épocas y contextos (del Trecento al Renacimiento ferrarés, del Cinquecento veneciano al Seicento emiliano) como por la presencia de obras maestras absolutas, como el San Francesco de Cosmè Tura, casi surrealista en el paisaje y los cromatismos, el Gesù crocifisso de Guido Reni, de sublime idealidad, y el intenso Ritratto di Francesco I d’Este de Velázquez. Proseguid por la antigua Via Emilia hasta la

Chiesa di San Giovanni Battista: ignorada por la mayoría de los turistas, es el lugar ideal para iniciarse en una de las excelencias de la ciudad, la escultura en terracota de los siglos XV y XVI. En este caso, podréis contemplar el Compianto sul Cristo Morto de Guido Mazzoni, una de las obras más dramáticas del artista. A continuación, llegamos a la Piazza Grande para descubrir el

Palazzo Comunale: en su interior, las suntuosas salas históricas son dignas de visita, entre ellas el Camerino dei Confirmati, con la celebérrima secchia rapita (robada por los modeneses a los boloñeses a las puertas de Bolonia en 1325, durante la batalla de Zappolino) y la contigua Sala del Fuoco, pintada al fresco en 1546 por Nicolò dell’Abate. Merece también una visita la Acetaia Comunale, en el desván, para conocer mejor las técnicas de producción de un auténtico tesoro gastronómico. No olvidéis visitar el

Mercato Albinelli, un espléndido espacio cubierto, inaugurado en 1931, donde es posible comprar productos típicos, como los tortellini da passeggio, o detenerse a comer en uno de sus restaurantes. El recorrido termina en el

Monastero di San Pietro Apostolo: aquí, el «Altare delle Statue» introduce a la obra de Antonio Begarelli, el otro héroe de la escultura en terracota de la ciudad, y podréis visitar también una antigua botica que vende los productos típicos de los monjes benedictinos.

«El Lambrusco, en su supuesta humildad,
se parece mucho al champán.»

Vino al vino, Mario Soldati

La comparación de un vino popular como el Lambrusco, visceralmente ligado a la tradición campesina de la zona, con el más icónico y refinado de los productos enológicos franceses puede parecer irreverente a la mayor parte de los amantes del vino. Pero en Módena os daréis cuenta de que, además de ser ideal para acompañar una tabla de salami, un gnocco fritto o un plato de tortellini, y además de ser una excusa perfecta para hacer amistad con los lugareños en bares y restaurantes, el Lambrusco, en ocasiones, sabe ser también un néctar elegante y complejo. Considerando además que hay quienes comparan su efervescencia con la exuberancia de las misteriosas figuras esculpidas en las metopas del Duomo, quienes asocian su explosión sensorial con el empuje vertical de la Ghirlandina, y quienes reconocen una similitud entre su jovialidad y la alegría que caracteriza en cualquier momento del día y en cualquier estación a la Piazza del Duomo, es fácil comprender por qué, entre los elementos distintivos de la modenesità más auténtica, este vino merezca un lugar de primer orden.

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Los sitios italianos Patrimonio de la UNESCO se cuentan a través de las palabras de grandes escritores que han celebrado su historia y belleza

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PARA LOS MÁS JÓVENES

«LA VÍA EMILIA CORTABA MÓDENA EN DOS; LA CALLE DONDE YO VIVÍA, POR UN LADO, SE ENTRECRUZABA CON ELLA. AL OTRO LADO YA SE ENCONTRABAN LOS AMPLIOS CAMPOS DE LOS SUBURBIOS. ERAN UN POCO COMO NUESTRO «OESTE» DOMÉSTICO: BASTABA [...] CRUZAR UNA CALLE, Y YA HABÍA INDIOS Y VAQUEROS, CABALLOS Y FLECHAS; LA AVENTURA AL FIN Y AL CABO, TRADUCIDA AL ‘PADANO’ POR LAS PELÍCULAS Y LOS TEBEOS.»

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attività per bambini del sito UNESCO nr. 21

De esta forma, en el álbum doble en directo Fra la via Emilia e il West, el cantautor Francesco Guccini habla de su Módena, una tierra llana que en la mente de los más pequeños se convertía en un Far West donde dar rienda suelta a la imaginación. Far West, cromos coleccionables, coches de juguete... Módena parece la ciudad de los niños. Y, de hecho, es ante todo la ciudad de Ediciones Panini, donde el

Museo della Figurina es una visita obligada para todas aquellas personas que, al menos una vez en su vida, casi pierden la cabeza intentando completar un álbum. Obviamente, no faltan los clásicos cromos de futbolistas, pero la colección alberga sobre todo antiguos «tesoros» que documentan la historia de los cromos, nacidos en Francia en 1867, y luego producidos con fines muy diversos como refuerzo para las cajetillas de cigarrillos o pequeños calendarios. Más inmediata aún es la asociación entre la ciudad y las grandes marcas automovilísticas, como Maserati, Stanguellini, Pagani y, sobre todo, Ferrari. Por ello, basta pronunciar el nombre del

Museo Enzo Ferrari para hacer rugir los corazones de los amantes del motor: por un lado, la casa de líneas tradicionales en la que nació el gran empresario en 1898; por otro, la galería de exposiciones: edificio futurista de aluminio a forma de capó obra de Jan Kaplicky. Los aficionados al motor descubrirán todos los secretos del cavallino rampante, contados a través de imágenes, filmaciones inéditas, objetos de gran valor y la exposición de modelos de automóviles sorprendentes, desde los grandes clásicos hasta los coches de carreras. Por último, al final de la visita, recomendamos un paseo por el

Parco Archeologico Novi Ark, donde se encuentran los restos de un sector periférico de la antigua Mutina (siglo I a. C. - siglo V d. C.): el espacio es muy amplio, con estudiantes besándose y adolescentes jugando a la pelota; las gradas del hipódromo, los focos del estadio cercano y el aparcamiento subterráneo le dan ese toque underground que nunca viene mal; y el enorme edificio del Foro Boario, antigua sede del mercado del ganado, añade monumentalidad al cuadro. Además, caminar por una antigua calzada romana siempre tiene su aquel.

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RECOMENDACIONES DE LECTURA

Recomendaciones de lectura para sumergirse en la atmósfera de la ciudad.

La secchia rapita, Alessandro Tassoni (1622). Este poema heroicómico relata la cruenta batalla de Zappolino (1325), durante la cual los soldados modeneses, llegados a las puertas de Bolonia, robaron un deteriorado cubo de un pozo que fue llevado a Módena como el más glorioso de los trofeos. Sin embargo, la historia narra que solo unos meses después se firmó la paz, en la cual se restableció el statu quo anterior a la batalla. La única consecuencia de la batalla, por tanto, fue el secuestro del cubo... además de las 2000 personas que murieron en vano.
Estampas de Italia, Charles Dickens (1846) Estamos a mediados del siglo XIX y el escritor inglés emprende un largo viaje por la península italiana, pasando por Génova, La Spezia, Carrara, Bolonia, Mantua, Florencia, Roma, Nápoles y Venecia, entre otras ciudades. Visita también Módena, bajo un cielo azul de otoño, y como es lógico queda muy impresionado con la catedral.
Vino al vino, Mario Soldati (1969). En este hito de la literatura italiana del Novecento, en la que se mezclan con maestría la literatura de viajes, las costumbres, la enogastronomía y el buen estilo, Soldati dedica un gran espacio al territorio modenés, debido a la producción de Lambrusco, cuyas técnicas de vinificación describe con detalle. Pero también hay espacio para los platos típicos, como el zampone y los borlenghi.
Radici, Francesco Guccini (1972). El cuarto álbum de Guccini contiene algunas de sus canciones más famosas, como La locomotiva y Il vecchio e il bambino. Piccola città está dedicada a Módena, su ciudad natal y teatro de su adolescencia. En Incontro, Módena es el escenario de un diálogo entre el cantautor y una antigua compañera de colegio.
Il tempio degli uomini liberi. Il Duomo di Modena, Dario Fo (2004). Espectáculo teatral escrito por el último premio Nobel de literatura italiano, que narra la historia del Duomo de Módena y documenta su excepcionalidad debida a que es el edificio sagrado más antiguo del que se conoce el arquitecto, por la influencia que tuvo en el desarrollo del estilo románico y del arte medieval y por el papel decisivo que ejerció el pueblo en su construcción, incluso en oposición al poder eclesiástico. Fo entra en detalles, describiendo la iconografía de las fantasmagóricas escenas plasmadas en la piedra de los capiteles, de las metopas de los bajorrelieves.
Un lingotto rosso sangue, Luca Marchesi (2019). Un maravilloso thriller para sumergirse en las fascinantes tierras circundantes a Módena, entender mejor el drama del terremoto de 2012 y estremecerse siguiendo un oscuro rastro de sangre.
Il giorno dei morti. La saga dei vampiri, Claudio Vergnani (2020). Módena está habitada desde hace siglos por las criaturas misteriosas y las imágenes fantásticas que pueblan el Duomo. Con esta novela descubriréis que los vampiros también habitan la ciudad.

Para los más jóvenes:

La battaglia finale: I Tempestari e le streghe della Bassa, Luca Marchesi (2011). La Bassa Modenese es una tierra de extensiones de campos y tradiciones palpitantes, niebla espesa y gente pragmática; a veces, como en este caso, también de magos, sirenas, brujas y un gran olmo parlante.

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