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MONTE ETNA

icona patrimonio sito UNESCO
PATRIMONIO NATURAL
REFERENCIA: 1427
CIUDAD DE ASIGNACIÓN: NOM PEN, CAMBOYA
AÑO DE INSCRIPCIÓN: 2013
MOTIVO: presencia icónica en el paisaje mediterráneo, el Etna es protagonista de una incesante actividad eruptiva de la que existe constancia en la literatura y en la investigación científica desde el siglo VIII a. C. Representa, por tanto, una piedra angular de los estudios vulcanológicos, geofísicos y, en general científicos, así como una referencia cultural esencial en Europa y en el mundo.

«La puerta de entrada de ese ardiente universo
[el Infierno] se identificó fatalmente con el monte
Etna, el volcán que, según el poeta Calímaco, se
sostenía sobre los hombros de un gigante subterráneo.
Iluminaba las noches del mar Jónico con ríos
incandescentes y nubes de llamas.»

Una voce dal Profondo, Paolo Rumiz

Impregnado del mito que solo la naturaleza en sus manifestaciones más potentes puede inspirar, el Etna es un gigante de fuego que domina el paisaje y la cultura de la Sicilia oriental: impone su presencia en las aguas del mar Jónico, donde emergen los farallones de Aci Trezza como recuerdo imperecedero de una de las primeras fases de actividad del volcán; se insinúa en el corazón de las ciudades etneas, que han construido iglesias, calles y castillos con piedra lávica. Por encima de todo, el Etna es un volcán que sigue vivo, testigo de las eras geológicas más antiguas y protagonista de continuas transformaciones, un tesoro naturalista del que la UNESCO protege casi 20 hectáreas, que se extienden por las zonas de mayor altitud y forman parte del Parque del Etna. Desde el punto de vista florístico, el Etna presenta un rico muestrario de ambientes, que van desde la maquia mediterránea característica de baja altitud, donde la influencia climática del mar es aún fuerte, hasta la ausencia casi total de vegetación alrededor de los conos. Icono del monte es la genista del Etna, que con su capacidad para adaptarse a las condiciones extremas y a la acción destructiva de las erupciones parece encarnar la obstinación de los sicilianos que han elegido vivir y respirar en simbiosis con «la Montaña».

IMPRESCINDIBLE

«Había oído hablar de las sorprendentes irisaciones de la aurora sobre el mar Jónico cuando se la contempla desde la cima del Etna. Decidí emprender la ascensión de la montaña […]. En la cima habían erigido un refugio donde poder esperar el alba. Amaneció: un inmenso velo de Iris se desplegó de un horizonte al otro; extraños fuegos brillaron en los hielos de la cima; la vastedad terrestre y marina se abrió a nuestra mirada hasta África, visible, y Grecia, que se vislumbraba. Fue uno de los momentos supremos de mi vida.»

Si os fascinan las palabras del emperador en el libro Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, y sois coleccionistas de momentos supremos, subir a la cima del Etna y poder asomarse a los cráteres es un espectáculo inolvidable.
Google Maps
Existen varias formas de abordar la ascensión y llegar a los cuatro cráteres de la cima: el Cratere di NordEst, la Voragine, la Bocca Nuova y el Cratere di Sud-Est, que son los más activos, y el Nuovo Cratere di Sud-Est, que se formó en 2011. El lado más accesible y de ascensión más fácil, y por consiguiente el más frecuentado por los excursionistas, es el lado sur. Desde el
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Rifugio Sapienza (1923 m), parten varios itinerarios que llegan a la cumbre. El más sencillo prevé el ascenso en teleférico con la Funivia dell’Etna hasta los 2500 m y luego un trayecto en minibús hasta la zona de Torre del Filosofo, a 2920 m. Alternativamente, podéis prescindir del viaje en minibús y recorrer a pie todo el trayecto partiendo de la estación más alta del teleférico: para realizar esta abrupta subida de 2 km calculad unas cuatro horas en total, de forma que podáis volver a tiempo al teleférico. Otra opción es recorrer a pie toda la ruta desde el Rifugio Sapienza, pero se trata de una subida extenuante, que requiere unas cuatro horas solo para el trayecto de ida. Una vez que hayáis llegado a los cráteres, además de la vista espectacular que se abre sobre el estrecho de Mesina y que se extiende hasta Calabria –es posible adivinar los contornos de las montañas del Aspromonte y de la meseta montañosa de La Sila–, mirad al este de los cráteres: ante vuestros ojos se extiende el
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Valle del Bove, un gran manto de lapilli negro que se formó por el colapso de un cono hace varios miles de años. Desde el lado norte, el punto de acceso es
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Piano Provenzana, a 1800 m, una pequeña estación de esquí donde de diciembre a marzo, si las condiciones son adecuadas, se puede esquiar mirando el mar en la distancia. También desde aquí parten senderos que conducen hasta los 3326 m de la cima: la subida es exigente, pero el espectáculo que se obtiene desde lo alto, con el panorama que abraza la costa norte de Sicilia y se extiende hasta las islas Eolias por un lado y hasta Calabria por el otro, es incomparable.

«El Etna es poderoso, recuerda a un gigante
sabio, a veces es terrible, pero incluso
entonces parece sacudir sus cadenas con
la inevitabilidad misteriosa de un destino
nocturno; [...] El Etna es profundamente
masculino, es patriarca de cosechas, de aldeas,
de los pueblos de atunes en las aguas profundas
a sus pies.»

Ore giapponesi, Fosco Maraini

Así dibujaba el orientalista Fosco Maraini el carácter del Etna; pero al definirlo como «patriarca» pasaba por alto un rasgo esencial de la cultura popular local: no importa cuál sea el género gramatical correcto en italiano, porque de hecho para los cataneses, y para la mayor parte de los sicilianos, el Etna es femenino, aunque solo sea a nivel de percepción y de sentimiento. El Etna es «la Montaña», «Idda» (ella) por antonomasia, y su homólogo masculino, «Iddu» (él), es el Estrómboli. Es, por tanto y en todo caso, la matriarca, capaz de devolver la vida ,incluso después de las más destructivas erupciones, a la tierra fecundada por su polvo volcánico. La leyenda interviene a favor de esta interpretación femenina del volcán: los dioses primigenios Urano, símbolo del Cielo, y Gea, la madre Tierra, engendraron una ninfa de nombre Etna, la cual alojaba en su interior una criatura rebelde: según algunos mitos se trataba de un gigante aprisionado, según otros del hijo monstruoso que llevaba en su vientre. Independientemente de la versión del mito, las erupciones se explicaban como los esfuerzos de esta misteriosa criatura por conseguir la libertad.

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PARA LOS MÁS JÓVENES

«UN INMENSO GATO DE CASA QUE TRANQUILAMENTE RONRONEA Y DE VEZ EN CUANDO SE DESPIERTA, BOSTEZA, SE ESTIRA PEREZOSAMENTE Y CON UNA DISTRAÍDA PATADA CUBRE ORA UN VALLE, ORA OTRO.»
attività per bambini del sito UNESCO nr. 49
Así describía Sciascia el Etna en su prefacio a De Aetna, de Pietro Bembo. Y sin duda este «gato» sabrá divertir a los niños que lo visiten. Ver un volcán humeante, oler el penetrante olor del azufre y sentir el temblor de la roca bajo los pies pueden ser experiencias que regalarán a los jóvenes viajeros emociones inolvidables: en el Etna existen, de hecho, varios puntos que son accesibles mediante fáciles caminatas, aptas incluso para los más pequeños. Comenzad por la ladera sur y alcanzad el Belvedere Etneo. Este balcón panorámico situado a unos 2600 m y con vistas al Valle del Bove, la impresionante cuenca cubierta de lapilli negro, es fácilmente accesible incluso para los no entrenados en largas caminatas: basta con tomar el
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teleférico desde el Rifugio Sapienza para llegar a unos 600 m del lugar. Desde este punto de observación podréis disfrutar de una de las mejores vistas a media distancia de los cráteres de la cumbre y podréis también admirar el cráter de pozo conocido como «La Cisternazza», un hueco amplio y circular que debe su formación a un hundimiento provocado por un movimiento de magma. En la vertiente noreste también existen diferentes posibilidades aptas para los niños: desde el
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Rifugio Citelli podréis llegar a los «Crateri Sartorius» mediante una excursión circular de aproximadamente una hora, mientras que desde
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Piano Provenzana –localidad donde en invierno se encuentran operativos los sistemas de remontes (si vuestra intención es la de esquiar, verificad las condiciones meteorológicas y que estos estén abiertos)– existen varios senderos bastante fáciles; también, hay la posibilidad de tomar una lanzadera todoterreno que os conducirá hasta los 2900 m del
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observatorio Pizzi Deneri, donde un guía vulcanológico os acompañará a dar un breve paseo por el borde de un cráter. Las excursiones con la lanzadera deben ser reservadas previamente y previo pago, y si sois unos románticos incurables, sabed que también se organizan al atardecer. Asimismo, siguiendo en la vertiente noreste, podremos realizar excursiones a caballo aptas para todos los públicos: normalmente parten de
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Linguaglossa y recorren los antiguos senderos de montaña que bordean la localidad y rodean el Valle dell’Alcantara. A propósito de este valle, si queréis regalar a vuestros hijos un día cargado de aventura dirigíos a las
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Gole dell’Alcantara, donde podréis visitar los famosos basaltos columnares, las impresionantes paredes rocosas fruto de erupciones y coladas de lava que presentan formas increíbles. Aquí, los más jóvenes tendrán libertad para explorar y podrán zambullirse en las aguas poco profundas del río y jugar con las pequeñas cascadas, admirando la grandiosidad de las rocas basálticas que se divisan desde las gargantas.
sito UNESCO nr. 49 in Italia
RECOMENDACIONES DE LECTURA

Recomendaciones de lectura para descubrir “la Montagna” de los sicilianos.

  • De Aetna, Pietro Bembo (1496). En esta pequeña obra juvenil escrita en latín Pietro Bembo relata, en forma de diálogo con el padre, su ascensión al volcán y su experiencia directa durante una erupción inesperada. Interesante testimonio antiguo de «observación de fenómenos volcánicos», el ensayo de Bembo figura entre las primeras descripciones basadas en la observación directa, la información recogida in situ y la tradición literaria, sin connotaciones mitológicas.
  • Due viaggiatrici ‘indifese’ in Sicilia e sull’Etna. Diario di due lady vittoriane, editado por Stefania Arcara (2001). Basada en la novela original Unprotected females in Sicily, Calabria and on the top of Mount Aetna, escrita en 1859 por Emily Lowe, esta novela autobiográfica narra las andanzas sicilianas de la escritora, una viajera independiente y poco convencional, en compañía de su madre. La ascensión al Etna, obstaculizada por la nieve, es un momento clave del viaje.
  • Storia di una capinera (1871) e Nedda (1874), Giovanni Verga. La primera es una novela ambientada entre el Monte Ilice (en la vertiente sureste del Etna) y Catania: las laderas del volcán son a menudo un lugar de paseo ; Nedda, por su parte, es una novela cuyo protagonista es un recolector de aceitunas en busca de trabajo entre las diferentes granjas de las laderas del volcán.
  • Sabbia nera, Cristina Cassar Scalia (2019). El descubrimiento de un cadáver momificado en una villa en las laderas del Etna da el pistoletazo de salida a las investigaciones de la subjefa de policía Giovanna Guarrasi, conocida como Vanina, protagonista de una serie de novelas policíacas escritas por Cassar Scalia. La trama se desarrolla entre Catania y sus alrededores, envueltos por las cenizas del volcán («la arena negra» del título).
  • Il vento dell’Etna, Anna Chisari (2022). Ambientada en la ciudad de Belpasso, en las laderas del Etna, esta saga familiar narra las vicisitudes de la dinastía Baruneddu, empezando por la historia de Puddu, fundador de la misma, nombrado baronet en el siglo XIX.
  • Una voce dal Profondo, Paolo Rumiz (2023). A lo largo de las páginas de este libro se emprende un viaje a través de la geología, la vulcanología, el mito y la historia que conduce a las profundidades de Italia, tierra inquieta que tiembla y entra en erupción, y al mismo tiempo a las raíces de su identidad nacional.
  • Abbecedario siciliano, Roberto Alajmo (2023). Glosario ingenioso y divertido en el que se recogen algunas palabras y expresiones del dialecto siciliano que ayudan a contar el carácter de la región. Entre ellas no falta «Idda», literalmente «ella», que significa la Montaña, el Etna; femenina quizá por sus connotaciones maternales: el terreno de sus laderas siempre es fértil.

Para los más jóvenes:

  • L’Etna raccontata ai ragazzi, Giuseppe Riggio (2016). Un libro pensado para transmitir a las nuevas generaciones la historia de un mundo antiguo.
  • La bambina di nome Etna, Marinella Fiume (2023). Relato corto que, mediante el recurso narrativo de la homonimia de la protagonista con el volcán, cuenta a los jóvenes el universo del Etna.
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