MONTE ETNA
PATRIMONIO NATURAL
Impregnado del mito que solo la naturaleza en sus manifestaciones más potentes puede inspirar, el Etna es un gigante de fuego que domina el paisaje y la cultura de la Sicilia oriental: impone su presencia en las aguas del mar Jónico, donde emergen los farallones de Aci Trezza como recuerdo imperecedero de una de las primeras fases de actividad del volcán; se insinúa en el corazón de las ciudades etneas, que han construido iglesias, calles y castillos con piedra lávica. Por encima de todo, el Etna es un volcán que sigue vivo, testigo de las eras geológicas más antiguas y protagonista de continuas transformaciones, un tesoro naturalista del que la UNESCO protege casi 20 hectáreas, que se extienden por las zonas de mayor altitud y forman parte del Parque del Etna. Desde el punto de vista florístico, el Etna presenta un rico muestrario de ambientes, que van desde la maquia mediterránea característica de baja altitud, donde la influencia climática del mar es aún fuerte, hasta la ausencia casi total de vegetación alrededor de los conos. Icono del monte es la genista del Etna, que con su capacidad para adaptarse a las condiciones extremas y a la acción destructiva de las erupciones parece encarnar la obstinación de los sicilianos que han elegido vivir y respirar en simbiosis con «la Montaña».
IMPRESCINDIBLE
«Había oído hablar de las sorprendentes irisaciones de la aurora sobre el mar Jónico cuando se la contempla desde la cima del Etna. Decidí emprender la ascensión de la montaña […]. En la cima habían erigido un refugio donde poder esperar el alba. Amaneció: un inmenso velo de Iris se desplegó de un horizonte al otro; extraños fuegos brillaron en los hielos de la cima; la vastedad terrestre y marina se abrió a nuestra mirada hasta África, visible, y Grecia, que se vislumbraba. Fue uno de los momentos supremos de mi vida.»
Si os fascinan las palabras del emperador en el libro Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, y sois coleccionistas de momentos supremos, subir a la cima del Etna y poder asomarse a los cráteres es un espectáculo inolvidable.
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«El Etna es poderoso, recuerda a un gigante
sabio, a veces es terrible, pero incluso
entonces parece sacudir sus cadenas con
la inevitabilidad misteriosa de un destino
nocturno; [...] El Etna es profundamente
masculino, es patriarca de cosechas, de aldeas,
de los pueblos de atunes en las aguas profundas
a sus pies.»
Así dibujaba el orientalista Fosco Maraini el carácter del Etna; pero al definirlo como «patriarca» pasaba por alto un rasgo esencial de la cultura popular local: no importa cuál sea el género gramatical correcto en italiano, porque de hecho para los cataneses, y para la mayor parte de los sicilianos, el Etna es femenino, aunque solo sea a nivel de percepción y de sentimiento. El Etna es «la Montaña», «Idda» (ella) por antonomasia, y su homólogo masculino, «Iddu» (él), es el Estrómboli. Es, por tanto y en todo caso, la matriarca, capaz de devolver la vida ,incluso después de las más destructivas erupciones, a la tierra fecundada por su polvo volcánico. La leyenda interviene a favor de esta interpretación femenina del volcán: los dioses primigenios Urano, símbolo del Cielo, y Gea, la madre Tierra, engendraron una ninfa de nombre Etna, la cual alojaba en su interior una criatura rebelde: según algunos mitos se trataba de un gigante aprisionado, según otros del hijo monstruoso que llevaba en su vientre. Independientemente de la versión del mito, las erupciones se explicaban como los esfuerzos de esta misteriosa criatura por conseguir la libertad.
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Los sitios italianos Patrimonio de la UNESCO se cuentan a través de las palabras de grandes escritores que han celebrado su historia y belleza
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«UN INMENSO GATO DE CASA QUE TRANQUILAMENTE RONRONEA Y DE VEZ EN CUANDO SE DESPIERTA, BOSTEZA, SE ESTIRA PEREZOSAMENTE Y CON UNA DISTRAÍDA PATADA CUBRE ORA UN VALLE, ORA OTRO.»


RECOMENDACIONES DE LECTURA
Recomendaciones de lectura para descubrir “la Montagna” de los sicilianos.
- De Aetna, Pietro Bembo (1496). En esta pequeña obra juvenil escrita en latín Pietro Bembo relata, en forma de diálogo con el padre, su ascensión al volcán y su experiencia directa durante una erupción inesperada. Interesante testimonio antiguo de «observación de fenómenos volcánicos», el ensayo de Bembo figura entre las primeras descripciones basadas en la observación directa, la información recogida in situ y la tradición literaria, sin connotaciones mitológicas.
- Due viaggiatrici ‘indifese’ in Sicilia e sull’Etna. Diario di due lady vittoriane, editado por Stefania Arcara (2001). Basada en la novela original Unprotected females in Sicily, Calabria and on the top of Mount Aetna, escrita en 1859 por Emily Lowe, esta novela autobiográfica narra las andanzas sicilianas de la escritora, una viajera independiente y poco convencional, en compañía de su madre. La ascensión al Etna, obstaculizada por la nieve, es un momento clave del viaje.
- Storia di una capinera (1871) e Nedda (1874), Giovanni Verga. La primera es una novela ambientada entre el Monte Ilice (en la vertiente sureste del Etna) y Catania: las laderas del volcán son a menudo un lugar de paseo ; Nedda, por su parte, es una novela cuyo protagonista es un recolector de aceitunas en busca de trabajo entre las diferentes granjas de las laderas del volcán.
- Sabbia nera, Cristina Cassar Scalia (2019). El descubrimiento de un cadáver momificado en una villa en las laderas del Etna da el pistoletazo de salida a las investigaciones de la subjefa de policía Giovanna Guarrasi, conocida como Vanina, protagonista de una serie de novelas policíacas escritas por Cassar Scalia. La trama se desarrolla entre Catania y sus alrededores, envueltos por las cenizas del volcán («la arena negra» del título).
- Il vento dell’Etna, Anna Chisari (2022). Ambientada en la ciudad de Belpasso, en las laderas del Etna, esta saga familiar narra las vicisitudes de la dinastía Baruneddu, empezando por la historia de Puddu, fundador de la misma, nombrado baronet en el siglo XIX.
- Una voce dal Profondo, Paolo Rumiz (2023). A lo largo de las páginas de este libro se emprende un viaje a través de la geología, la vulcanología, el mito y la historia que conduce a las profundidades de Italia, tierra inquieta que tiembla y entra en erupción, y al mismo tiempo a las raíces de su identidad nacional.
- Abbecedario siciliano, Roberto Alajmo (2023). Glosario ingenioso y divertido en el que se recogen algunas palabras y expresiones del dialecto siciliano que ayudan a contar el carácter de la región. Entre ellas no falta «Idda», literalmente «ella», que significa la Montaña, el Etna; femenina quizá por sus connotaciones maternales: el terreno de sus laderas siempre es fértil.
Para los más jóvenes:
- L’Etna raccontata ai ragazzi, Giuseppe Riggio (2016). Un libro pensado para transmitir a las nuevas generaciones la historia de un mundo antiguo.
- La bambina di nome Etna, Marinella Fiume (2023). Relato corto que, mediante el recurso narrativo de la homonimia de la protagonista con el volcán, cuenta a los jóvenes el universo del Etna.

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