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SACRI MONTI DE PIAMONTE Y DE LOMBARDÍA

icona patrimonio sito UNESCO
PAISAJE CULTURAL, SERIAL
REFERENCIA: 1068REV
CIUDAD DE ASIGNACIÓN: PARÍS, FRANCIA
AÑO DE INSCRIPCIÓN: 2003
MOTIVO: los Sacri Monti de la Italia septentrional representan una lograda integración entre arquitectura y arte en un paisaje de notable belleza. Su construcción con fines didácticos y espirituales ejerció una profunda influencia en el desarrollo de este tipo de arquitectura en el resto de Europa

«Todos aquellos que por casualidad o durante breve
tiempo respiran el aire de un Sacro Monte intuyen
que más allá de las formas artísticas, a veces a
primera vista sencillas e ingenuas, hay mucho más.
Una presencia insondable. [...] Un ‘gran arquetipo’:
el Sacro Monte es [...] la versión cristiano-católica
‘renacentista’ y franciscana de la Montaña Santa.»

Andare per le Gerusalemme d’Italia, Franco Cardini

Son nueve los lugares protegidos por este sitio serial UNESCO –Crea, Domodossola, Ghiffa, Oropa, Orta, Ossuccio, Valperga, Varallo y Varese–, pero son quince en total los que se cuentan en la Italia noroccidental. Fue el fraile franciscano Bernardino Caimi, que había pasado muchos años en Tierra Santa, quien propuso por primera vez la creación de una «Nueva Jerusalén» en Varallo para todos los peregrinos que no pudieran realizar el viaje a los lugares de Cristo. Los recorridos devocionales aprovechan la orografía de los lugares montañosos para evocar paisajes y atmósferas de Tierra Santa. En las capillas dedicadas a los momentos más destacados de la historia de Cristo, de la Virgen y de algunos santos, los episodios están narrados de la forma más clara y eficaz posible. Los Sacri Monti representan uno de los ejemplos más logrados de obra de arte total: arquitectura, escultura y pintura se funden en un unicum integrado en el paisaje de bosques, espejos de agua y suaves relieves. En estos complejos se experimentaron los más recientes logros de la arquitectura del Renacimiento tardío y luego del Barroco, realizados por artistas considerados por Giovanni Testori creadores de un «gran teatro montañés».

IMPRESCINDIBLE

«El ejército de terracota de ochocientas estatuas que, de capilla en capilla, narran la pasión y muerte de nuestro Señor [...] son las personas [...] que vivieron en estas montañas. Cada cierto tiempo, esa multitud silenciosa cobra vida. De noche, cuando los peregrinos llegados en autobús duermen en los hoteles y no se celebra ningún oficio en la basílica.»

Unos cincuenta edificios situados sobre el espolón rocoso que domina la ciudad de Varallo, cientos de esculturas –descritas por Sebastiano Vassalli en Il gran teatro del Sacro Monte di Varallo – y miles de figuras pintadas al fresco: las cifras del Sacro Monte de Varallo –el más antiguo e importante de este tipo de complejos que se extienden a lo largo del arco prealpino occidental– son impresionantes.
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El recorrido, espiritual y artístico simultáneamente, lleva la firma de Gaudenzio Ferrari, director de una extraordinaria máquina narrativa capaz de implicar emocionalmente al fiel, haciendo que se identifique con ella. Gaudenzio, y los artistas que le sucedieron en los dos siglos siguientes, mezclaron acontecimientos sagrados y personajes populares, recurriendo incluso a técnicas diferentes. Observad, por ejemplo, en la quinta capilla con la
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Adorazione dei Magi, la riqueza de los objetos, de las barbas y de las vestimentas orientales de los protagonistas, todos a altura natural, cuya historia parece extenderse en la pared pintada al fresco; o la cruda narración de la undécima capilla de la
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Strage degli Innocenti, con una treintena de niños esculpidos; o la sorprendente naturaleza muerta de la mesa servida de la
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Ultima Cena, con piezas de terracota, madera, mármol y papel maché. El uso de vestimentas y fisonomías contemporáneas facilita la identificación y la participación del peregrino. A medida que avanza la narración evangélica, crece también el pathos de las representaciones: Giovanni d’Enrico concibió la escena del
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Ecce Homo en dos niveles superpuestos y Pier Francesco Mazzucchelli, conocido como el Morazzone, aportó su contribución pintando al fresco el ambiente con un ilusionismo perfecto. La ficción alcanza su apogeo en la capilla dedicada a la
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Crocifissione: aquí Gaudenzio Ferrari pone en escena alrededor de noventa personajes esculpidos y, gracias al uso combinado de estuco y pintura al fresco, crea un ambiente envolvente y vibrante, capaz de causar una impresión duradera. La peregrinación termina en la
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Basilica, en cuyo ábside resplandece la Assunzione di Maria.

«No es ciertamente ficción [...] imaginar a
Gaudencio [...] paseando por el pueblo; quizá
por la tarde-noche, después de haber dejado
sus herramientas en la capilla, [...] bajar,
justo antes del crepúsculo, a lo largo del
Sesia, cuando las sombras caen de las cimas
de las montañas sobre el río y la llanura, [...]
e imaginarse, imaginar; sentir crecer en el
corazón la idea de un teatro, allí donde, hasta
entonces, solo había pequeñas capillas, y
precisamente con la fuerza con la que la voz
de su pueblo se lo pedía, mientras aquí y allá,
en el bosque [...] se encendían los faroles, y las
mujeres, abrazadas a sus hijos, cruzaban por
última vez, aquel día, las calles ya vencidas
por el miedo a los espíritus que la noche, poco
tiempo después, arrojaría desde los montes por
todas las calles de Varallo.»

Il gran teatro montano, Giovanni Testor

Pocos autores han dedicado páginas tan intensas y apasionadas a un artista concreto. De las que Giovanni Testori escribe en 1965 sobre Gaudenzio Ferrari, artífice principal del Sacro Monte di Varallo, emerge la enorme carga de esta nueva forma de arte que supera la tradición antigua para convertirse en una forma viva: en teatro, de hecho.

IMPRESCINDIBLE

«El Sacro Monte [di Varese] es el sitio perfecto para pasar un hermoso día. Por suerte para nosotros nos encontrábamos allí durante una de las grandes fiestas del año y no me atrevería a decir cuántos miles de peregrinos vimos subir y bajar. [...] Las procesiones eran más bonitas en la parte más alta de la subida: había peregrinos, todos adornados con plumas de colores, y sacerdotes y estandartes y música y púrpura y oro y blanco y latón reluciente contra el cielo azul sin nubes.»

Enclavado en un escenario sensacional, el complejo del Sacro Monte di Varese, descrito aquí por Samuel Butler en Alpi e santuari, fue erigido en el siglo XVII por iniciativa del fraile capuchino Giambattista Aguggiari. Uno de sus principales objetivos era contrarrestar en esta tierra fronteriza la Reforma protestante que había arraigado más allá de los Alpes. La «via sacra» se extiende entre 14 capillas magníficamente diseñadas por Giuseppe Bernascone, cada una centrada en un Misterio del Rosario. Como en los demás complejos protegidos por la UNESCO, los interiores están poblados de esculturas y frescos que interactúan entre sí en un itinerario profundamente didáctico y místico. Dionigi Bussola, el Morazzone y Carlo Francesco Nuvolone son los nombres de los artistas más famosos.
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Observad la serena intimidad doméstica de la primera capilla dedicada a la
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Annunciazione, que contrasta con la teatralidad de la séptima con la
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Incoronazione di Spine, enriquecida con los frescos del Morazzone, y aún más con la dramática
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Crocifissione de la décima capilla, con la altísima cruz que está a punto de ser levantada, flanqueada por las cruces de los dos ladrones y rodeada por más de 50 estatuas. La «via sacra» termina en el fastuoso
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santuario del pueblo de Santa Maria del Monte, en presencia de una estatua de madera trecentesca que representa la Madonna con il Bambino. Fue San Ambrosio quien siglos atrás trajo a esta montaña la devoción por María. De hecho, bajo algunos estratos aún yace una iglesia de edad carolingio-otoniana (siglos IXX) y una cripta románica con frescos trecenteschi. No abandonéis el pueblo sin visitar alguna de sus colecciones de arte: el
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Museo Baroffio, si no queréis perderos nada sobre la historia del santuario, o la
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Casa Museo Lodovico Pogliaghi, una heterogénea colección de piezas arqueológicas, renacentistas y barrocas, exóticas y raras, reunidas por el arquitecto y restaurador del Sacro Monte en un gabinete de maravillas ecléctico y fascinante.

«Varallo [...] tiene cuarenta y cuatro de estas
capillas; Varese quince, Orta dieciocho y
Oropa diecisiete. Nadie puede entrar en ellas,
salvo para realizar trabajos de restauración.
Cuando se está llevando a cabo una de
estas restauraciones, cosa que ocurre casi
constantemente, es curioso mirar a través de
una reja a ese interior siempre bastante oscuro
y descubrir una figura viviente o dos entre las
estatuas [...]. Y si la figura viviente no se mueve
demasiado, es fácil confundirla con una de
terracota. En Orta, hace años, mirando una
noche dentro de una capilla cuando la luz se
iba apagando, me sorprendió la visión de un
santo que nunca antes había visto [...]; estaba
fumando en pipa y pintaba el rostro de la
Virgen María. [...] Tardé dos o tres segundos en
descubrir que el intruso no era un santo.»

Alps and Sanctuaries of Piedmont and the Canton Ticino, Samuel Butler

El recorrido devocional entre las capillas del Sacro Monte di Orta, erigido sobre una altura boscosa con vistas al lago frente a la isla de San Giulio, está dedicado íntegramente a san Francisco de Asís. Iniciado a finales del siglo XVI, su construcción se prolongó por el siglo XVII hasta el XVIII, motivo por el cual el estilo renacentista se desvanece en el barroco e incluso en el rococó. La figura de Francisco como alter ego de Cristo es ilustrada con gran claridad desde su nacimiento hasta su canonización, incluyendo renuncias, milagros y momentos institucionales de la orden.

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PARA LOS MÁS JÓVENES

«TÚ ERES MÍA TÚ QUE ERES NEGRA PERO BELLA,/ NEGRA COMO LA INTENSA LAVA ETNEA;/ BELLA COMO LAS ETNEAS PENDIENTES BAJO EL HERMOSO SOL;/ ERES MÍA, PORQUE ERES NEGRA Y ARCANA Y BELLA,/ MÍA ENTRE LOS VELOS DEL SUEÑO Y DE LA IDEA,/ MÍA EN LA ENCRUCIJADA ENTRE EL SUEÑO Y LAS PALABRAS.»
attività per bambini del sito UNESCO nr. 37
En la época de la construcción de los primeros Sacri Monti, el catolicismo estaba amenazado por la Reforma protestante, que se había extendido por Alemania. Los religiosos pensaron entonces en construir algunas «Jerusalenes en miniatura», para reforzar la fe y contar la vida de Cristo o de la Virgen. Los Sacri Monti protegidos por la UNESCO son nueve, todos enmarcados en fabulosos paisajes naturales, bosques, lagos y montes. En este itinerario nos centramos en el de Oropa, cuyo santuario está dedicado a la Madonna Nera cantada por Giovanni Camerana en su poema A la statua. En 1620, cuando comenzaron la construcción y decoración de las capillas del Sacro Monte von Oropa, muy pocas personas sabían leer y escribir: la mayoría de la población de hecho era analfabeta. El único modo de educar al pueblo era mediante imágenes fáciles de comprender, inmediatas y, sobre todo, impactantes, como las descritas a continuación. Para empezar, observad el temible dragón colocado en la
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primera capilla: fue realizado en terracota y, a juzgar por su posición central, parece tener un significado muy concreto. Representa, en efecto, el pecado original. Como nos cuenta la Biblia, fueron Adán y Eva, los primeros habitantes de la Tierra, los responsables de cometer el pecado original al recoger el fruto prohibido del árbol del Jardín del Edén siguiendo el consejo de una serpiente. El pecado original sería más tarde cancelado gracias al sacrificio de Cristo en la cruz. Echad un vistazo ahora a la encantadora casita de la
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segunda capilla: durante el nacimiento de María, un torbellino de angelitos se arremolina sobre la cama de Ana, la mamá. Pasad a la
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octava capilla, donde finalmente nace Jesús: siguiendo una vez más el relato bíblico, el nacimiento está ambientado en una humilde choza, similar a la que muchas personas hacen en sus belenes caseros. Dirigíos a continuación a la
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décima capilla para descubrir el milagro de las Bodas de Caná, cuando Jesús convirtió el agua en vino durante una boda. Observando a los personajes reunidos en torno a la mesa, experimentaréis por un momento la sensación de que también vosotros podéis participar en el banquete. Completad la visita al Sacro Monte di Oropa en la
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duodécima capilla, dedicada al Paraíso. Admirad los ángeles que tocan instrumentos originales de la época e intentad localizar a Adán y Eva y a la Madonna. No será fácil, pues la escena está formada por nada menos que 156 estatuas.
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sito UNESCO nr. 37 in Italia
RECOMENDACIONES DE LECTURA

Recomendaciones de lectura para conocer la historia de los Sacri Monti.

  • Alps and Sanctuaries of Piedmont and the Canton Ticino, Samuel Butler (1881). El inconformista poeta inglés publica este libro diez años después de su viaje. Durante sus peregrinaciones descubre iglesias y capillas, pero también encuentra gentes del lugar a las que describe de forma viva y amena.
  • Versi, Giovanni Camerana (1907). Nel 1894, el poeta de la Scapigliatura visita el valle de Oropa y su santuario por cuarta vez; seducido por la atmósfera de tranquilidad y espiritualidad, dedica al lugar varios sonetos, entre ellos uno a la enigmática Virgen Negra.
  • Il gran teatro montano, Giovanni Testori (1965). Volumen que recoge los cinco ensayos fundamentales de Giovanni Testori sobre Gaudenzio Ferrari, deus ex machina del Sacro Monte di Varallo. Con descripciones que quedan grabadas en la memoria, es la mejor guía de presentación para quienes deseen acercarse a este místico lugar.
  • Il mistero e il luogo, Santino Langé (2008). El volumen está enriquecido por las espléndidas fotografías de Claudio Argentiero y Umberto Armiraglio, en las que el blanco y el negro plasman toda la poesía de estos nueve lugares extraordinarios.
  • Il gran teatro del Sacro Monte di Varallo, Giovanni Reale, Elisabetta Sgarbi (2009). El filósofo e historiador Giovanni Reale llega al corazón de la espiritualidad del lugar, gracias también a las fotografías de Andrea Samaritani. El libro va acompañado de una película de Elisabetta Sgarbi, en la que el complejo se muestra bajo una luz completamente nueva.
  • Sacri Monti, Guido Gentile (2019). Uno de los ensayos más recientes sobre el tema: una apasionante lectura que, partiendo del prototipo, el de Varallo, recorre todo el corpus de los Sacri Monti, incluidos los que nunca se construyeron y las estructuras relacionadas con ellos.
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